Si las gambas que vas a preparar son congeladas, deberás dejarlas desde la noche anterior en la nevera para que se descongelen.
Si las gamba es fresca debes sacarle la cabeza y cola y conforme las vas limpiando ponerlas en un colador, sobre un recipiente.
Una vez descabezadas y retiradas las colas pon el colador con las gambas bajo un chorro de agua y lava para eliminar todo tipo de impureza.
Después de realizado el lavado, coloca las gambas sobre un papel de cocina absorbente o un trapo, preferiblemente de algodón, para secar las gambas, aprovechando, cuando las saques del colador, para eliminar trozos de cáscara que continúen pegados a la gamba.
Si las gambas a cocinar son congeladas, debes escurrirlas bien del agua que han acumulado desde la noche anterior en la nevera y las secas como se dice en el apartado anterior.
Conviene quitarles el intestino, aunque el hecho de retirarlo es mayormente una cuestión estética. Es muy fácil identificarlo, es ese 'hilo' o fino conducto negro que recorre el cuerpo carnoso. La forma más fácil y rápida de extraerlo es incidiendo en la parte superior con un palillo para acceder hasta él y a continuación tirar con los dedos.
Una vez concluida la limpieza de las gambas sazona con sal al gusto, teniendo en cuenta que la gamba es un producto que en su estado natural tiene un importante nivel de sal.